Los efectos de una mente retrograda

¿Creerte superior por el color de tu piel?, ¿Por tener un estatus elevado?, ¿Por tener dinero,  ¿Por llevar puesto un uniforme?, ¿Por estar encima de un hombre?.

El racismo no ha acabado y dudo mucho que lo haga pronto, aún hay muchas mentes cerradas tristemente adoctrinando y envenenando a más. El covid parece ser el enemigo pero en realidad necesitábamos de él, para reflexionar, para darnos cuenta de que los villanos de esta historia somos nosotros. 

Siempre lo he dicho y sé que a muchos les parecerá duro pero  la gente que más daño hace son los que se han quedado "en sus tiempos", "los conservadores", que no quiere aceptar que las personas no valen más o menos por su color de piel o por alguna u otra característica.

La mayoría de esas personas que no quiere avanzar ni que avancemos son los mayores, sé que muchos aquí tienen papas, abuelos, y odio generalizar y por eso no lo hago, por lo que no creo que este sea el caso de todos, soy plenamente consiente que existen personas mayores que son abiertas de mente aún más que muchos jóvenes, pero la edad también te limita a que aprendas nuevas cosas y a que quieras cambiar, es más, conforme vas creciendo te aferras a tus costumbres, tus ideales, y crees que todo lo aprendido está bien, considero que en ese momento es cuando se muere como ser humano, cuando te niegas a aprender, y te concentras quizá hasta inconscientemente en ser bloque más para los jóvenes. 

Ahora bien, hablemos de los jóvenes de mentes retrógradas, existen muchos y la mayoría contagiados por el círculo familiar y social en el que viven, no es fácil pensar diferente a como piensa tu familia. Menos si vienes de una familia donde no existe la democracia y la libertad de expresión. 

Por eso les pido, investiguen, antes de tomar una postura, ya sea de cualquier tema, controversial o algo trivial, realmente su apoyo es necesario para no permitir injusticias. Tu sola persona podría cambiar la opinión de muchas otras, ve, compara tu país con otro más desarrollado, donde hay menos delincuencia y más oportunidades, ¿cuáles son esas diferencias?, no todo es oscuridad en este mundo amigos, sé que existen países donde la calidad de vida es muchísimo mejor que en mi país. ¿Por qué no nos copiamos de lo bueno de ellos? No debería causar miedo un cambio, lo necesitamos.

No alimentes al monstruo

Los monstruos si existen, y son peores que los que te asechaban en la oscuridad cuando eras infante, por que estos si son reales, de carne y hueso, podrías ser tú, podría ser yo, difícilmente de diferenciar hasta que

son vistos con las manos en la masa, en la escena del crimen, su mejor escenario.

Algunos van disfrazados de corderitos benevolentes siempre haciendo el símbolo de amor y paz, otros llevan trajes elegantes para hacer creer que son gente importante a la que hay que respetar sin cuestionar, varios usan uniformes de entidades públicas para hacernos creer que nos protegen y que debemos confiar en ellos. 

Lo que esta a nuestro favor es que los monstruos no se pueden esconder por mucho tiempo, necesitan salir, necesitan alimentar su ego, y ser vistos como todopoderosos, como invencibles, como intocables. O simplemente salen y ya, por que fingir es cansado, hasta para un monstruo asqueroso.

Esta clase de monstruos los incuba la misma sociedad son el efecto colateral e involuntario que deja el estar evolucionando como comunidad, porque si, aunque usted no lo crea progresamos día a día, lento pero avanzamos, ellos son los restos de escombro, el desperdicio del nuevo mundo que se construye a diario, son el obstáculo que hay que atravesar para seguir mejorando.

Porque así como la sociedad va despertando, más monstruos van apareciendo, creciendo y fortaleciéndose a base de sus nutrientes esenciales: prejuicios, odio, tiranía, soberbia, rencor, resentimiento, venganza, maldad, entre otros.

Mientras más ignorantes seamos y más distraídos nos tengan, podrán fácilmente apañar las injusticias y delitos que cometan, por eso debemos tener cuidado de no alimentar al monstruo, sobre todo a nuestro monstruo interior.