Para empezar, se le habla como fuera un adulto, aunque este no pase aun los doce años, en algunos casos; se le da ordenes y labores como si de un empleado pagado se tratara, mientras el hermano o hermana menor de la casa se convierte en un rey que todo lo puede lograr con solo abrir la boca y es que "hay que cuidar de él pues indefenso e inofensivo", no dudo tanto que esto pueda ser parcialmente cierto pero, en ocasiones los más pequeños tienden a aprovecharse de la atención de los adultos y también de la de sus hermanos para fastidiarles la existencia a los últimos mencionados. Ya que es practicante imposible que los padres se den cuenta de que están cayendo en las redes de su pequeña adoración.
Intentando ser objetiva debo también escribir sobre los hermanos menores victimas del odio generado por los padres al preferirlos, los hermanos mayores se llenarán de odio y se irán contra los consentidos de la casa, ya sea rechazándolos u ocupando el papel de "malditos padres", donde ellos dan las ordenes y el esclavo es el indefenso mimado.
No solo la frialdad con la que se trata a los hijos impregna y los convierte en un personaje, sino también otras emociones, costumbres, gustos, tradiciones, etc.
Los hijos son espejos, y si desean que no exista rivalidad entre ambos niños, quieran por igual ambos, no llenen de atención solo a uno, perjudicarán a todos, destruirá a la familia, y llevan al mayor a refugiarse en otras personas, cosas o hasta sustancias que le hacen olvidar que lo que realmente buscan es el amor que no pudieron encontrar en su hogar.
Los hijos son espejos, y si desean que no exista rivalidad entre ambos niños, quieran por igual ambos, no llenen de atención solo a uno, perjudicarán a todos, destruirá a la familia, y llevan al mayor a refugiarse en otras personas, cosas o hasta sustancias que le hacen olvidar que lo que realmente buscan es el amor que no pudieron encontrar en su hogar.
Un gran ejemplo de lo que les acabo de escribir es el padre de Jess Aarons en la película Un puente mágico hacia Terabithia, una de las escenas más fuertes es cuando su padre le dice que en lugar de soñar debería dibujar muchos billetes para él.